La desnutrición infantil en Argentina representa un desafío persistente que afecta de manera significativa a numerosos niños en diversas comunidades. A pesar de los esfuerzos continuos por mejorar las condiciones de vida y la atención médica, la falta de acceso a una alimentación adecuada sigue siendo una preocupación urgente para la salud y el bienestar de los niños en el país. La raíz de este problema puede vincularse a factores multifacéticos, como la pobreza, la falta de recursos en ciertas áreas geográficas, la inaccesibilidad a servicios de salud de calidad y la limitada educación nutricional. Estos elementos convergen para crear un entorno en el que muchos niños enfrentan dificultades para recibir una dieta equilibrada y nutritiva que respalde su crecimiento y desarrollo adecuados. Las consecuencias de la desnutrición infantil son amplias y van más allá de los aspectos físicos. Los niños afectados pueden experimentar retrasos en el desarrollo cognitivo y físico, lo que potencialmente afecta su rendimiento académico y su capacidad para alcanzar su máximo potencial. Además, la desnutrición puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades y complicaciones de salud a largo plazo.